En la historia del hombre hay testimonios de esta clase de amistad con Dios en Moisés, que con El habla como con un amigo, en Abraham, que igualmente oye su voz habitual e íntima, como la de alguien de quien se sabe constantemente acompañado y querido. Así ocurre en todos los seres humanos que la Iglesia denomina "Santos", que lo que son es realmente "amigos de Dios". De seguro que Dios se hace hombre en Cristo, para ser un amigo todavía más cercano al ser humano, para triplicar su vínculo con un hijo que, aunque a su imagen y semejanza, es una criatura variable y torpe.
Con palabras francas nos delata Jesús su amor de buen amigo en múltiples ocasiones:
"Ya no os llamo siervos, sino amigos..."
"No hay mayor amor que aquel de quien da su vida por sus amigos"
"Padre, te pido que allí donde Tú y Yo estemos , estén también estos que Tú me has dado"..
No hay comentarios:
Publicar un comentario