domingo, 27 de mayo de 2012

Mejores Amigas, ahora y siempre.


En un momento inesperado te conocí,
Después de tanto esperar a ese verdadero amigo encontré...
Sin dudar en algún momento te auxilié,
Queriendo tu felicidad te alenté...
Si en algún momento te fallé te pido perdón.
Pero quiero que sepas que te quiero un montón.
Eres mi mejor amiga y nada ni nadie lo cambiará...
Un mejor amigo es difícil de encontrar y es buena suerte tener uno...
Sabes que conmigo puedes contar y nunca te voy a fallar... te quiero por lo que eres...
Una amiga especial

Tu iluminando mi oscuridad,
Calmando mi sed, me acompañas aunque no estés.
Me das 
aliento cuando siento que fallezco.
Ofreciendo tu ayuda en mi diario quehacer.
Armonizando con tu presencia cada amanecer.
Recibo de ti ALEGRÍAS cuando TRISTE me siento
Eres remedio ambulante curas en todas partes.
Refugias aun estando ausente.
Como el silencio que pasa y pasa dejando
en su andar un entorno de paz y tranquilidad.
Siempre estás cuando te necesito hallar.
Cubres mi necesidad, me llenas de placer.
No hay palabras como explicar,
no existe manera de contar.
Inconfundible como el cielo y el mar.
Siento la vida con tu amistad.
Eres todo oídos cuando escuchas mis alaridos
que sería del mundo sin los amigos!!!!!


domingo, 20 de mayo de 2012

José y su amigo Martín


José era un niño bastante triste y casi nunca se conformaba con lo que la vida le ofrecía, había crecido muy solo por cosas del destino, tenía pocos amigos y Martín era uno de sus preferidos, porque era alegre y eso le gustaba ya que le contagiaba su buen ánimo.  Un día, José le dijo a Martín:
― ¿Por qué siempre se te ve feliz? En cambio yo, aunque me llene de muchos juguetes, no me siento muy contento.
― Bueno, eso no lo sé –le contestó Martín–, pero juguemos a ver si te alegras.
Entonces, Martín pensó jugar un juego de mesa, y sin perder tiempo se 
pusieron a jugar. Como Martín era quien llevaba la delantera, esto hizo que José se molestara mucho ya que era muy orgulloso, y se molestó tanto que no quería ni mirarlo. Martín, al ver lo molesto que se encontraba su amigo, le dijo:
― Vamos, José, en esta vida no siempre se gana, también hay que saber perder.
― Eso dices tú –le contestó José–, y juegues o no juegues, siempre se te ve sonriente.
― Bueno, si tú lo dices –le dijo Martín–, aunque es fácil sonreír, tú trata de alegrarte y verás que lo consigues.

José y su amigo Martín

Otro día, José fue a visitar nuevamente a Martín y lo invitó a pasear en bicicleta; Martín, muy contento aceptó la invitación y se fueron a un parque cercano a su casa. Mientras paseaban, vieron a un cieguito esperando que alguna persona caritativa se detuviera para ayudarlo a cruzar la calzada. José, al verlo, sin caridad se hizo el disimulado porque no quería truncar su paseo por nada. Pero Martín, como era caritativo, sintiendo compasión por el cieguito, se detuvo y lo ayudó. José, al ver la actitud tan buena y amable de Martín, se avergonzó pero no le dijo nada y siguió camino arriba.
En otra oportunidad, José volvió a buscar a Martín y le propuso hacer una cometa, a ver si así se divertían más. Martín, como siempre le gustaba complacer a sus amigos, aceptó y comenzaron a construirla. Mientras trabajaban en ésta, José le dijo:
― Ojalá que mi cometa pueda volar tan alto para que llegue muy cerca del cielo, a ver si eso me hace feliz.
― No creo que eso nomás te haga feliz –le dijo Martín–, además, si lo eres, lo serás por unos momentos, pero después, ¿qué? ¿Seguirás riendo?
― No lo sé –le contestó José–, pero me conformo si sólo es por un momento.
― Está bien –le dijo Martín–, pero mejor sería que buscaras también algo que te dé felicidad constante, para que puedas reír de verdad.
― ¿Y qué buscaría? –le dijo José.
Entonces, en ese momento apareció un ancianito pidiendo limosna para ayudar a unos niños que se encontraban sin hogar, porque una gran inundación los había destruido. Martín, sin pensarlo dos veces, lo ayudó con algo de dinero. José, al ver nuevamente la actitud tan noble de Martín, se sintió mal por lo que él no era solidario. Y pensando en voz alta, se dijo:
― Ya no aguanto más, en todo momento lo que más veo en este mundo son tristezas y calamidades, esto me hace sentir muy mal y siento como si todo en mí se tornara oscuro. ¡Qué pena!, pero sólo tengo dinero para comprar mis golosinas.
El ancianito, al ver la actitud tan egoísta del niño, y llevado sólo por su compasión que sentía por el mal proceder de él, le dijo:
― ¿Tú sabes, que lo más triste que le puede suceder a un hombre, es cuando lleva las calamidades muy dentro de sí? Porque éstas son las que se encargan que nuestro mundo interior oscurezca, y esto hace que no pueda ni apreciar que el mundo físico también es hermoso, si lo viera con otros ojos. Pero dime, ¿cuál es tu nombre?
― Yo me llamo José –le contestó el niño–. Y dígame, ¿de qué mundo me está hablando?, porque yo sólo conozco el que veo con mis propios ojos y realmente para mí no es nada hermoso, aunque usted diga lo contrario ya que no me hace sentir bien.
― Bueno –le contestó el anciano–, por el momento te pediría que me escuches con mucha atención para que entiendas sobre estas realidades espirituales, así te sentirás mejor, ¿qué te parece?
En ese momento, Martín, al ver que el anciano quería más que nada conversar con José, dijo:
― Yo los dejo para que puedan conversar con más libertad, y a ti, José, te veo más tarde, ojalá esta conversación te sea de provecho, ya me contarás.
El anciano, prosiguiendo entonces con la conversación, le dijo a José:
― Hace un momento escuché que te sentías muy mal, ¿sabes? Yo pienso que debes haber vivido sin bienestar ni alegría, por lo que ni siquiera te das cuenta que el mundo físico que te rodea también es hermoso, y Dios pone todo a nuestro alcance para que seamos felices sólo que tú no lo ves así, porque en tus actos no pones corazón que es lo que hace que nuestra vida lleve sentido y no se torne oscura. Por eso, Martín vive sonriendo en todo momento, imagínate que ahora estás viendo su rostro. ¿Qué ves en él?
― Veo su rostro radiante –le contestó José.
― ¿Y qué es lo que hace que se vea así?, –le preguntó el anciano.
― Eso no lo sé.
― Y si yo te dijera, que Dios podría cambiar tu rostro para que luzca como el de Martín, ¿qué me dirías?
― Por supuesto que le diría que sí, pero… ¿cómo haría? Porque Martín, fácilmente se conforma con lo que tiene a su disposición, en cambio yo cada vez quiero tener todos los juguetes del mundo que me fascinan.
― Tú deja nomás que Dios obre en tu persona –le dijo el anciano–, y en poco tiempo tendrás, quien sabe, todos los juguetes del mundo sin que por ello sientas angustias y preocupaciones. Si tomas importancia a estas palabras, se prenderá ya una pequeña lucecita en tu mundo interior, y lo que ahora no ves, poco a poco, a medida que la lucecita vaya creciendo, todo lo que te molesta adentro se te hará visible y te darás cuenta que lo que te movía era sólo el fruto de tu cabeza mas no del corazón, que es el fruto con el que Martín vive, por eso siempre lo ves radiante, y aunque recién lo haya conocido he visto en él una gran transparencia, que me ha permitido que en tan pocos minutos lo conozca a fondo. ¿Sabes? Otra es su alegría y ésta radica en la luz que lleva en su interior, porque es un niño muy bueno y solidario, en su rostro se dibujan todas las virtudes que debe tener su alma, pero como tú sólo le has dado prioridad al mundo exterior que te rodea, ahora vives dependiendo de lo que éste te puede ofrecer, pero tu vida sería otra si fueses más independiente a sus convencionalismos porque veo que también debes estar sujeto al qué dirán ya que todavía no llevas espiritualidad, pues no trates de buscar la felicidad donde no existe porque el que vive en el mundo sin Dios sólo ve sombras.
 José, después de escucharlo, le dijo:
― ¿Qué podría, entonces, iluminar mi alma para que ya nada entorpezca el bienestar y la alegría que deseo sentir en mi corazón? Porque al menos estoy entendiendo que he vivido como si estuviese en una habitación oscura en la cual no veía nada, y por esa razón seguramente paro con inquietud, buscando en todo momento cómo calmar mi mente ya que ni paz tengo.
― Tú lo has dicho –le contestó el anciano–, estoy viendo ya que dentro de poco tiempo cambiará tu rostro porque estás reconociéndote. ¿Y sabes? Este es el primer paso que se da si alguien de corazón desea cambiar.
De pronto, José sintió que se le abrían los ojos del alma y con gran emoción exclamó:
― ¡Ahora me estoy sintiendo mejor! Yo creo que ya se me prendió la lucecita en mi corazón, porque acabo de ver toda la belleza que existe no sólo en el mundo exterior, sino también la de mi mundo interior y yo no lo sabía. Pero, ¿cómo hacer para que esta belleza se manifieste en mí?
El anciano le contestó:
― Ante todo, tendrás que dejar el egoísmo a un costado, para que puedas darle pase a la luz que te va a hacer feliz en todo aspecto, así irás desapareciendo todos los defectos que han deformado tu alma, como es el no ser solidario ni caritativo y otras cosas más que debes tener guardadas en tu interior. ¡Mira, que ya te estoy viendo sonreír y ya tu rostro ha cambiado! Dale gracias a Dios que ha permitido que esto te suceda, lo cual, pienso, es una gracia del Señor que ha venido a ti y Él sabrá por qué.
José, tras escuchar al anciano, le dijo:
― Y también le agradezco a usted y a mi amigo Martín, que de alguna forma han hecho que yo salga de la sombra en la cual he vivido sin darme cuenta, nunca más me mostraré indolente cuando alguien necesite de mi ayuda, porque si no se me apagaría la lucecita que ahora llevo como guía para no equivocarme nunca más de camino.
El anciano, al ver que ya había logrado su noble objetivo, se despidió muy contento, pero antes le dijo a José:
― Yo sólo he sido un instrumento en las manos del Señor, y en sus planes estaba que yo iba a conocerte algún día, como también a tu amigo Martín, siempre los recordaré.
José, al ver que ya llegaba la hora de despedirse, también le dijo:
― Sus palabras se han convertido para mí en una bendición, por lo tanto vivirán por siempre en mi corazón.
El anciano, después que terminó de escuchar las palabras tan sabias que ya salían de los labios de José, se retiró, pensando que esa lucecita, algún día se convertiría en una gran antorcha que iluminaría después los caminos de los seres, que inútilmente se pierden en la oscuridad de sus propios egoísmos.


domingo, 13 de mayo de 2012

Una buena amistad

En cualquier etapa de nuestras vidas llegamos a conocer diferentes tipos de personas,  y de todas, puede surgir una muy buena amistad. Para mantener está amistad tenemos que hacer y tener ciertas cosas:
1.      Tener tiempo. Es bueno dedicarle el tiempo necesario, ya que es lo que hace que la amistad vaya creciendo y se vayan conociendo día con día. Planifica un espacio en tu agenda para seguir compartiendo momentos con tus amigos.
2.      Darle un buen consejo cuando lo necesite. Cuando tu amigo se encuentre en una situación ya sea buena o mala, es mejor ser objetivo y ver lo que más le conviene de acuerdo a la situación para poderle dar el mejor consejo y no sólo decirle lo que sería más fácil o lo que quisiera escuchar.
3.      Brindar apoyo. Cuando un amigo se encuentra en un mal momento, es bueno siempre poder brindarle apoyo para que sepa que cuenta contigo en lo que sea y valore más tu amistad. Ayúdalo cuando te necesite por más complicado que se te haga en ese momento. Son este tipo de apoyos, los que ponen a prueba las amistades.
4.      Ser sincero. Habla siempre con la verdad, no trates de ocultar las cosas aunque muchas veces la verdad pueda incomodar, ya que así tu amigo podrá confiar más en ti.
5.      Estar presente en los momentos importantes de su vida. Un amigo siempre va a apreciar que estés a su lado en todo momento. Acompáñalo en esos momentos de su vida que nunca olvidará como por ejemplo cumpleaños, boda, el nacimiento de un hijo o un familiar, su graduación, etc.
6.      Acepta sus virtudes y defectos. Una verdadera amistad se basa en aceptarse tal y como son, sin tratar de cambiar su forma de ser, porque así se conocen mejor. Debes de aceptar a tus amigos con cualidades y defectos, ya que son ambas cosas lo que forman la personalidad y lo que hace a cada quien, alguien especial.

Yo, en mi opinión, pienso que los dos valores que se tienen que respetar sin falta, son la CONFIANZA y la SINCERIDAD
CONFIANZA: Es una hipótesis sobre la conducta futura del otro. Es una actitud que concierne el futuro, en la medida en que este futuro depende de la acción de un otro. Es una especie de apuesta que consiste en el no inquietarse del no-control del otro y el tiempo. 
SINCERIDAD: Es una calidad humana que consiste en comprometerse y expresarse con coherencia y autenticidad (decir la verdad), de acuerdo con los valores de verdad y justicia.

Esos valores se deben respetar para tener un verdadero amigo. Sí se pierde alguno de esos valores ya la amistad se arruina de alguna forma, porque ya empiezan a mentir y eso es un signo de desconfianza.


sábado, 5 de mayo de 2012

Para la amistad: Los griegos y los romanos, Platón, Aristóteles y Sócrates.


Etimológicamente la palabra amistad viene del latín “amicitia”; afecto puro desinteresado y recíproco. El punto de vista filosófico se define como la relación de sociedad entre iguales, fundada mutuo aprecio y en la confianza mutua.

La forma más noble de la Amistad propiamente dicha, es aquella por la que apreciamos en el amigo sólo en la persona íntimamente unida a nosotros por los vínculos del espíritu y de la moral, es llamada amistad ética.
Tanto la amistad de negocios, como la amistad estética son pasajeras, en cambio la amistad ética es duradera. El amigo encuentra placer en comunicar sus sentimientos a aquel a quien recibe como depositario de su confianza, lo que supone igualdad de nivel.

En Grecia la palabra “philia” comprendía el amor y la amistad. Como la mujer era considerada inferior al hombre, no se la hacía entre los griegos depositaria ni partícipe del verdadero amor.
En tiempos heroicos era el lazo que unía a dos compañeros de armas, después fue el sentimiento que unía los compañeros de estudios y de diversiones. La opinión de los antiguos griegos, sobre la amistad nos la presenta Cicerón en su Laelius.

En la filosofía griega el término amistad pasó por diferentes fases: metafísica, psicológica y moral. En el campo metafísico Empédocles se explica por la amistad o mezcla de los cuatro elementos convenientemente combinados, la organización y forma completa del universo.

Aristóteles 
Aristóteles busca la amistad en los seres racionales. Sócrates, Platón y Aristóteles sienten que no se instruye a los hombres más que por amor hacia ellos, y también afirman que es deshonroso para el filósofo el vivir de la enseñanza, pero no el percibir socorro de sus amigos.                                             

Sócrates el punto de vista psicológico siendo que la amistad y el odio son igualmente naturales, pero el odio debe dejar lugar a la amistad. Platón ve en la amistad un lazo entre las almas que persiguen un ideal. Aristóteles la quiere personal, Epicuro la deja subsistir entre las afecciones sociales, la hace signo del egoísmo y la reserva a las almas privilegiadas. 

Platón
Para la teoría de Platón, la amistad es el principio del valor y de todas las virtudes. Con el cristianismo, la amistad cedió buena parte de su campo al amor conyugal y de familia y los ideales cristianos.
Los griegos representaban la amistad en la figura de un joven vistiendo una túnica con botones, una mano puesta sobre el corazón y la otra apoyada en un pequeño olmo, herido por el rayo, en el tronco se ‘enroscar una cepa cargada de uvas. Aquí el olmo representaba el infortunio, a quien no temía la amistad, y la viña la dulzura de los consuelos que en la amistad se encuentran.

Los romanos representaban la amistad mediante un joven vestido sencillamente de blanco, coronado de mirto y flores de granado, teniendo en sus manos dos corazones encadenados. Con la mano izquierda señalaba su pecho abierto hasta el corazón en la que se leía: de cerca y de lejos, sobre su frente estaba escrito: invierno y verano, y en la franja de su túnica se leía: la muerte y la vida .

martes, 1 de mayo de 2012

Falsas Amistades


Las /verdaderas amigas/ son difíciles de encontrar, pero una vez que las encuentras pueden traer mucha alegría a tu vida. Sin embargo, no todas pueden convertirse en esa confidente tan especial que tú necesitas. Igual que otras relaciones, la amistad necesita de dos para funcionar y estoy segura de que debes conocer al menos una persona que, en vez de iluminar tu vida, consume tu energía y tú tiempo.
Se pueden tener muchas amistades, pero en la mayoría de los casos no son verdaderas amigas. No es que no podamos identificarlas, sino que no queremos hacerlo, por no dañarla o lastimarla. Pero hay que pensar que esa persona si está dañando y lastimando a nosotros. En tal caso hay que tomar una decisión y alejarnos de ellas, resultará difícil pero al poco tiempo nos sentiremos mucho mejor y aliviadas de no tener que padecer esa amistad que ya no deseábamos.
 

“En días tranquilos es fácil estar rodeados de amigos, cuando del cielo cae un diluvio veras los sinceros. Los que son falsos desaparecen, se derriten como el hielo. Los que son fieles serán tus raíces y aguantaran cualquier viento”

Amigas en las malas. Suele ocurrirnos que con el tiempo nos damos cuenta, dolor de por medio, que la verdadera amiga  es aquella que es capaz de estar con nosotros cuando las cosas marchan bien.
Las amigas que solo están con nosotros en malas épocas se enriquecen de nuestro problemas y fracasos. Esto es porque ellas solo se sienten que valen cuando están al lado de alguien desvalida, ya que se encuentran muy necesitadas de amor y autoestima
Amigas negativas. Son aquellas amigas que cuando le contamos un problema tienen comentarios trágicos o fuera de lugar para acotar.  Muchas veces las mujeres sentimos que es mejor padecer o soportar una amiga negativa que cortar la relación con ella, por miedo a herir sus sentimientos
Poner límites. Una gran parte de las personas no saben cómo comportarse con los amigos. A diferencia de un matrimonio, en la amistad no hay nada legal o moral que nos una. Pero lo problemas aparecen porque existe una especie de contrato tácito del que nadie quiere hablar. Aunque nunca se hable de las expectativas que se tiene o se espera de un amigo, siempre estamos esperando algo.
Para muchas mujeres la amistad es una parte esencial de su vida y ocupa un importante lugar en su corazón
Lo importante es que antes de padecer una relación negativa hay que poner un límite o cortar directamente el vínculo.
Cuando las amigas no son lo que nosotros creíamos, su compañía solo nos lastima y es cuando nos damos cuenta de esto que de inmediato debemos protegernos. Para ello hay que ser fuerte y decirnos a nosotras mismas “esta persona es un problema y me está dañando con su presencia”.
No debemos olvidar que la amistad cambia la vida y que algunas amigas permanecen y otras no. Lo importante es que sepamos conservar aquellas que nos hacen sentir seguras y nos ayudan a construir un presente y un futuro mejor.

Si prestas atención a las siguientes pautas, podrás identificar fácilmente cuales son aquellas falsas amistades que debes alejar de tu vida.
* Aquellas que están cerca solo en los peores momentos y desaparecen cuando encontramos una solución o nos sentimos mejor.                                                                                                                                           * Aquellas amistades que nos desvalorizan y se sienten bien cuando nosotras nos sentimos mal.                    * Aquellas que no son cuidadosas con nuestras emociones, nos escuchan, pero no nos respetan.
* Aquellas que sufren más con nuestros logros que con nuestros trabajos.
* Aquellas que nos juzgan, nos invaden y se entrometen con cierta malicia en nuestros asuntos, tantos personales como laborales, creando nuevos problemas a los ya existentes.